María Bombassat (Gran Canaria, 1983) es una ilustradora y urban sketcher con alma de nómada. Desde que salió de su tierra, ha estado viviendo en diferentes ciudades, como Valencia o Santiago de Chile, y viajando incansablemente con un cuaderno hecho a mano, un rotulador negro y unas acuarelas.
A través de un dibujo con un trazo enérgico, recoge en sus cuadernos de viaje retales de cada destino impregnados de lo cotidiano, de lo instantáneo, que despiertan una sensación de cercanía y familiaridad. Bombassat es dibujante y también contadora de historias, todas sus ilustraciones están enmarcadas en un contexto narrativo que reflejan su visión del mundo y experiencias reales.
Su aventura con los cuadernos de viaje empezó en 2012 con uno del sudeste asiático y hasta entonces ha elaborado diez de lugares como Italia, Japón o La Selva Negra. Además de los cuadernos, tiene mapas ilustrados de ciudades, rutas temáticas y parques de atracciones, y ha colaborado en múltiples proyectos relacionados con destinos y la ilustración; como en el libro “Carnet de voyage: Islas Canarias”, una edición especial de un cuaderno de viaje de las Islas Canarias con bocetos y notas de Manolo Blahnik y editado por Condé Nast.
Su último trabajo, “Casa”, es un fanzine que muestra las escenas cotidianas de su vecindad que le acompañaron durante el confinamiento a través de la ventana. María Bombassat demuestra con su obra y sus historias situarse como una autora y dibujante a seguir.
¿Cuándo comenzaste a dibujar ilustraciones de tus viajes? ¿Qué te motivó a hacerlo?
Cuando estudiaba animación en Barcelona, David, nuestro profesor de dibujo nos introdujo en el mundillo del UrbanSketch. Desde el principio me enganchó. Patear la ciudad y capturar lo que me rodeaba sin valoraciones externas ni prejuicios estéticos me sirvió para evadirme del manierismo de estilo que se llevaba en la escuela.
En esa época empecé mi primer cuaderno relacionado con los viajes. Durante algo más de un año me dediqué a dibujar escenas que encontraba en los aeropuertos o en el avión en los trayectos Barcelona – Gran Canaria.
¿Qué es lo que más te inspira?
En resumen: me inspira viajar. 😀
Cambiar de sitio y de rutina hace que apreciemos las cosas de nuestro alrededor con otros ojos. Se activa la curiosidad. Si puedo elegir prefiero las escenas costumbristas: los mercados o los lugares donde se reúne la gente local en su día a día. En estos sitios encuentras cosas sencillas pero sorprendentes.
¿Cuál es el cuaderno de viaje que disfrutaste más?
Es difícil elegir uno. Supongo que el más emocionante es el primero, que hice viajando por el sudeste asiático. Realmente fue mi primer cuaderno de viaje hecho en destino, de principio a fin. Y también en el que experimenté por primera vez haciendo collages con lo que iba encontrando. Desde etiquetas de cerveza, facturas, trozos de bambú o incluso conchas de la playa.
¿Qué quieres transmitir con tus cuadernos e ilustraciones de viajes?
Los cuadernos de viaje sirven para contar, aunque el impulso creo que nace de algo bastante íntimo. Recogen impresiones de un lugar determinado o experiencias vividas. Me gusta plasmar esas cosas que diferencian un lugar.
Viviendo en la era de Instagram, ¿por qué dibujar en lugar de capturar una instantánea?
Para empezar, me temo que la fotografía no es mi fuerte. Y lo he intentado, pero lo que hay en mi cabeza y lo que sale en la pantalla de la cámara pocas veces se acerca. 😀 Sin embargo, el rotulador o el lápiz son casi como una extensión de mi brazo. Es mi forma de comunicarme. Probablemente la fotografía sea más rápida, cómoda y efectista (aunque no lo tengo del todo claro), pero no es mi lenguaje.
¿Cómo es el proceso de creación de un cuaderno de viaje?
En mi caso, el proceso de creación del cuaderno de viaje empieza desde casa, cuando elijo el papel y los materiales con los que voy a encuadernarlo. Cada cuaderno de viaje pide sus propios colores. Una vez el viaje ha comenzado, las primeras páginas son las más complicadas, hay que romper el blanco y a veces me bloqueo porque no sé bien por dónde empezar. Pero luego, una vez arranco, es como si saliera solo. Es cierto que busco componer las páginas, lo que viene antes, lo que pueda ir después, aunque no de manera preconcebida. Voy improvisando según voy escribiendo y dibujando. Me interesa que sea espontáneo. Como si el cuaderno se fuera haciendo a sí mismo. Como si el propio viaje y sus circunstancias lo fuera nutriendo. Hay páginas que quedan estupendas y otras que salen horribles. Pero no importa, probablemente reflejen lo que estoy viviendo o como me siento.
En tu caso, ¿hay cierta preparación o es un trabajo más espontáneo?
Lo único que preparo es el soporte, el cuaderno, y los materiales que voy a usar. El resto lo encuentras por el camino.
¿Qué materiales utilizas?
Papel y cuero para el cuaderno. Normalmente uso varios tipos de rotuladores de tinta endeble; los Muji y los Tombow van genial. Además, siempre llevo un lápiz color rojo y mi pequeña lata de acuarelas Schmincke y Windsor&Newton. Intento tener siempre en la mochila un botecito pequeño con agua y un trapo de tela. Ah, ¡y una barrita de pegamento o un rollo de cinta adhesiva!
¿Qué podemos encontrar en tus cuadernos que no encontraremos en otras ilustraciones de viajes?
Aunque ahora se lleven mucho los cuadernos de viaje, si echamos la vista atrás en la historia del arte y la literatura encontramos libros de viaje maravillosos o cuadernos botánicos que se hacían como trabajo de campo. No me atrevería a decir que lo que hago es diferente a lo que otros han hecho. Si tengo que destacar algo de mis cuadernos es que no tienen postales ilustradas hiperrealistas ni virtuosismo técnico. Me gusta que se note la espontaneidad del momento en el que dibujo y, sobre todo, que las ilustraciones y los textos estén enmarcados en un contexto narrativo. Puedes encontrar desde una página mordisqueada por un perro callejero santiaguero, dibujos de línea torcida hechos en un tuc-tuc o páginas apestosas con algas pegadas. Quiero que los cuadernos sean un reflejo de lo que he vivido, más que una pieza perfecta.
Si María Bombassat fuera una ciudad o país del mundo, ¿cuál sería?
¡Sabía que iba a salir esta pregunta! (jajajaja)
Uff, es complicado. ¡El mundo es demasiado grande! Pero puestos a elegir, mmm, siendo isleña necesito tener el mar cerca… ¿se vale la isla errante de San Borondón? 😀
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Fotografías © María Bombassat