Jamás me había planteado viajar a Rovaniemi para visitar el pueblo de Papá Noel, pero ¿quién dice que no cuando le invitan a un viaje?
Apenas dos semanas antes de pisar suelo finlandés, mi amiga Helen me propuso que la acompañara a un evento sobre startups y tecnología en Helsinki, y aprovechar para conocer la capital y la residencia de Papá Noel en la ciudad de Rovaniemi, en la Laponia finlandesa. Aunque la idea de visitar un sitio tan turístico no me atraía mucho, al final no me pude resistir.
En muy poco tiempo tuve que preparar lo esencial para sobrevivir a temperaturas bajo cero e informarme sobre qué hacer en Rovaniemi. La página de turismo oficial me ayudó bastante en mi búsqueda, aunque al final fuimos sin haber planificado mucho, ni visitas, ni actividades.
Un refugio en una isla privada del ártico
Tras pasar unos días en Helsinki, cogimos el tren nocturno a Rovaniemi. El trayecto es bastante largo ya que dura unas 12 horas, pero hay diferentes opciones de cabinas y es el transporte más ecológico para desplazarse al norte del país. Además, te despiertas con unas vistas espectaculares de los bosques nevados.
Cuando llegamos a la estación, cogimos un coche de alquiler rumbo al hotel Vartiosaari. Es recomendable alquilar con antelación porque hay mucha demanda y a veces hay problemas de disponibilidad de vehículos
Después de 10 minutos conduciendo por la carretera principal, llegamos al desvío del alojamiento y tomamos un estrecho camino que atravesaba un bosque y acababa en un aparcamiento, a orillas de un río congelado.
Y es que este hotel está ubicado, nada más y nada menos, en una isla que está en medio del río Kemijoki. Para llegar a las instalaciones hay que atravesar un puente en suspensión de 72 metros.
El islote tiene una fascinante historia: a finales del siglo XIX, perteneció a un químico que construyó una villa de vacaciones. De esta época se mantiene el pabellón, ahora el edificio de la recepción del hotel, así como un granero y una fuente. Durante la Segunda Guerra Mundial, la isla fue utilizada por las Fuerzas de Defensa de Finlandia para operaciones militares. No fue hasta 1973 cuando volvió a su uso recreativo privado.
La isla ya aparecía en mapas de Rovaniemi que datan de 1712 bajo el nombre de Vartiosaari (isla guardiana, en finlandés). No obstante, también existe una isla en el archipiélago de Helsinki que tiene el mismo nombre. Solo en 1880 la isla pasó a llamarse Ainola en honor a la esposa de Matthias Castrén, un etnólogo y filólogo sueco finlandés, pionero en el estudio de las lenguas urálicas.
Comodidad y diseño finlandés
El hotel consta de 11 bungalows individuales que en total pueden albergar hasta 36 personas. Por fuera tienen un aspecto funcional, pero dentro están decorados con un estilo escandinavo atemporal, sencillo y confortable, con muebles del famoso arquitecto finlandés Alvar Aalto. Los tonos neutros y los muebles y acabados en madera de abeto te hacen sentir en armonía con la naturaleza que hay alrededor.
Las habitaciones son espaciosas (las más pequeñas tienen 22 metros cuadrados y las más grandes, 35), cuentan con entrada propia, calefacción por suelo radiante y las comodidades y amenities básicas. Por supuesto, todas son luminosas, con grandes ventanales con vistas tanto al río como al bosque. Tres de ellas tienen sauna privada y, para los huéspedes de las otras habitaciones, existe una sauna ubicada en otro edificio.
La cultura del bienestar
La sauna es una parte inseparable de la cultura finlandesa y en Vartiosaari es posible disfrutar de esta forma de vida.
El hotel cuenta con una sauna espaciosa junto al río. La estufa se calienta con leña y el agua, en una gran olla al lado, y dispone de palanganas y cucharones para lavarse. También hay una terraza vallada donde es posible refrescarse y admirar el paisaje y, si uno se atreve, bajar hasta el río a darse un chapuzón. Además, tiene un baño con ducha, dos baños más, y una acogedora sala con chimenea.
Se puede reservar la sauna durante una hora, solicitar aperitivos y bebidas e incluso mejorar la experiencia con una sesión de yoga post sauna o tratamientos corporales con hierbas silvestres.
Otro elemento que forma parte del bienestar finlandés es su gastronomía, simple y fresca. Aunque no es tan conocida como la de sus vecinos escandinavos, tiene su propio carácter y es leal a sus raíces culinarias.
En concreto, la cultura culinaria lapona está vinculada directamente con su prístina naturaleza. Los ingredientes frescos de temporada tienen un papel importante y se valora mucho que se resalten sus sabores originales, tal y como se puede comprobar en el restaurante del hotel.
Está ubicado en una cabaña típica lapona, “kota”, donde sirve desayunos, comidas y cenas inspirados en los sabores de Laponia como la sopa de setas del bosque, la perca frita sazonada con mantequilla de limón, el solomillo de reno asado con mantequilla de enebro, el parfait de arándanos o la crème brûlée de espino amarillo.
Experiencias en plena naturaleza y al aire libre
Por su ubicación, alejado de la ciudad y sin contaminación lumínica, el hotel Vartiosaari es el lugar perfecto para presenciar el fascinante fenómeno de la aurora boreal de septiembre a abril. (Aunque esto no garantiza que se pueda ver ya que no hay ninguna manera de predecir cuándo aparecerá). También, en las fechas próximas al solsticio de verano, es posible presenciar el sol de medianoche, cuando el sol es visible las 24 horas del día.
Tanto para unas vacaciones tranquilas como para unas llenas de acción, el alojamiento ofrece una amplia gama de actividades al aire libre durante todo el año y para todos los gustos.
El verano es la estación perfecta para darse un baño en el río, dar un paseo en barca, correr o montar en bicicleta. El otoño es el momento de adentrarse en el bosque para recolectar moras árticas, arándanos y setas, así como para ir de pesca o flotar en agua congelada, una experiencia tan relajante como inquietante. El invierno (que, en el norte de Finlandia, comienza en octubre-noviembre y continúa hasta finales de la primavera) es la temporada de nieve, por lo que, los paseos en trineo, los tours en moto de nieve y el esquí de fondo, son las actividades por excelencia.
Existen muchísimas opciones, y desde el hotel te pueden asesorar y reservar las que solicites para que te lleves el mejor recuerdo de Rovaniemi.
El lujo de la simplicidad
El hotel Vartiosaari es ideal tanto para una escapada de relax como para una de aventura. Ofrece la combinación de ambas cosas y no defrauda.
Las habitaciones/bungalows son muy confortables y en todo momento el personal está dispuesto a mejorar tu estancia con lo que necesites. El desayuno bufé fue una maravilla: era una mezcla de continental con especialidades locales como los arenques encurtidos, pan de centeno, muesli con bayas, mermelada de arándanos y un salmón excepcional. En cuanto a la sauna grande, poco puedo contar puesto que yo tenía una en mi habitación.
Lejos de la fastuosidad y servicios extravagantes, el hotel ofrece una estancia que supera con creces cualquier expectativa con solo tres ingredientes:
- La tranquilidad de un entorno cuidado, en el que puedes disfrutar de una taza de glögi sentada alrededor de una fogata.
- Experimentar el concepto finlandés de bienestar, siempre en conexión con la naturaleza.
- Un sinfín de experiencias únicas que te llevan conocer la auténtica Laponia.
Y es que este alojamiento es buen punto de partida para entender el estilo de vida finlandés, donde el espacio, la tranquilidad y el tiempo representan el verdadero lujo. Quizás por esto, Finlandia es país más feliz del mundo.
Web | Hotel Vartiosaari |
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Categoría | Sin especificar |
Cómo llegar |
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Instalaciones | Restaurante, aparcamiento al aire libre, sauna, sala de reuniones. |
Precios (aprox.) |
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Puntuación | 9/10 |
Más imágenes:
Fotografías © Hotel Vartiosaari & SivaRita